En mi nueva casa no hay agua caliente, me toca bañarme con agua fría, helada, gélida. Es un desastre, odio tener que bañarme así, es una tortura, un suplicio, una vergüenza, no lo soporto. No hay agua caliente por una sencilla razón: mi papá nos sacó del apartamento, por culpa de mi mamá.
Bueno, en realidad fue por culpa de mi papá, te explico. Todos los viernes, cuando llegaba del trabajo, prendía un cacho de marihuana, sacaba una botella de ron, una de Coca-Cola, hielo y limón, y se sentaba frente al equipo de sonido sin contar las horas. Pero mi mamá si contaba las horas y los minutos. Al final, empezó a contar los días para salir de esa rutina.
El apartamento en donde vivíamos, a unas tres calles de aquí, lo compraron entre los dos. Cuando mi papá supo que mi mamá tenía intenciones de irse, le dijo, bien pueda, pero yo me quedo aquí. Esa fue la chispa que prendió la mecha, y en menos de una semana, explotó la bomba: nos mudamos donde estamos ahora.
Yo tenía una vida estable y feliz, vivíamos en un conjunto de edificios con una amplia zona verde y muchos niños de mi edad. Lo que más me gustaba de vivir allí es que cada fin de semana hacíamos competencias de atletismo (que yo siempre ganaba, por supuesto), montábamos bicicleta durante horas, y sobre todo, intercambiábamos novias entre amigos.
Mi mamá, para no alejarme de aquel paraíso terrenal, decidió alquilar un apartamento en el barrio contiguo, que, por desgracia, es dos estratos más bajo. Ella dice que lo importante es que esté cerca a mi papá y a mis amigos, que lo demás no importa, que todo irá mejorando.
Al principio todo fue difícil. El bus del colegio podía recogerme frente a mi nueva casa, pero para no parecer que vivía en el barrio pobre, caminaba quince minutos hasta la parada de costumbre. Cuando por desgracia no alcanzaba a tomarlo y le tocaba a mi mamá llevarme al colegio, le pedía que me dejara una cuadra antes de llegar, no soportaba que me vieran llegando en un carro de pobre, viejo y desbaratado.
Mi mamá está trabajando muy duro para poder comprar un calentador de agua. No puedo creer que el conchudo de mi papá se haya quedado en el apartamento y nos haya dejado sin agua caliente.