Hoy les traigo una anécdota real de obra, sucedió hace pocos días, sobre un tema clave en las remodelaciones, los acabados de obra.
Esta semana me contactó una señora para hacer un par de trabajos pequeños en su linda casa, entre ellos, instalar una puerta ventana entre la cocina y el patio de ropas, instalar una marquesina en el comedor y una claraboya en la habitación de su hijo, y por último, remodelar la chimenea.
Empezamos por la chimenea. Al tratarse de un presupuesto pequeño, los imprevistos y los excedentes son muy difíciles de manejar, en otras palabras, se gana muy poco, por no decir nada.
Calculé 4 días
de mano de obra para cambiar los ladrillos viejos de la chimenea e instalar unos nuevos. Los viejos color café oscuro, los nuevos color beige. Antes de proceder, le mostré a la cliente varias fotos de una chimenea que había creado anteriormente, durante la remodelación total de una casa.
Los dos muros divisorios o mochetas originales, se derrumbaron, y eso nadie se lo esperaba. En el presupuesto estaba previsto no tocarlos, unos retoques de pañete y pintura, como mucho, pero al ser tan antiguos y sobre todo tan delgados y anclados tanto al piso como al fondo de la chimenea, se debilitaron tanto que decidí demolerlos por completo.
Esto nos obligó a incrementar el pedido de ladrillos nuevos, con autorización expresa de la clienta, ya que el presupuesto subió un 40%. Igual sucedió con la mano de obra, la arena, el cemento, la pintura.
Empezamos un martes y tenía programado terminar el viernes, para que la familia pudiera regresar a casa el fin de semana ya que se había a dormir donde los abuelos para no sufrir por el polvo.
La compra del ladrillo adicional y el incumplimiento del transportador del proveedor, sumado al poco esfuerzo por terminar rápido de los obreros que puse en la obra, hizo que no pudiéramos terminar el viernes como estaba previsto.
La señora, con justa razón, me llamó el sábado, exasperada, porque no habíamos terminado y no podía proceder con la limpieza. Y ahí es donde nos ponen a prueba a los arquitectos, cuando sabemos que en la universidad no imparten clases de diplomacia.
Finalmente, sábado 1 pm, los obreros terminan los acabados, pintura y boquilla de ladrillos. La clienta me pone cita el lunes siguiente para ver algunos detalles, y pagarme el saldo. Supongo que los acabados no quedaron perfectos, siempre pasa, siempre hay que volver a detallar algo.
En mis gastos ya van 5 días de mano de obra, y al parecer me extenderé un día más. Ya es muy tarde para contratar a los obreros por contrato y no por jornal.
Llegó a la casa y la señora me explica que después de pensarlo y debatirlo con su esposo, finalmente no les gustó el color de los nuevos ladrillos, y me pide alternativas. Pintar, le sugiero, pero de un color que ella misma escoja y que ella misma vaya a comprar a Homecenter, por ejemplo.
Yo sólo pienso en que tendré que pagar un día más de mano de obra para poder pintar la chimenea. No es que no le haya gustado el resultado de la chimenea, es que siente que no le combina con el tapete y con el conjunto de colores de la sala, y se dio cuenta cuando ya estaba terminado. Así que bueno, me resigno a asumir la mano de obra de esa pintada para que la clienta quede 100% satisfecha.
Antes de despedirme aquella tarde, la estocada final. Los seis bombillos alógenos del techo, que recubrí con vinipel para protegerlos del polvo, estaban quemados. Al parecer alguien prendió la luz sin desenvolver el plástico. Imposible saber si fue alguien de la casa o si fueron mis obreros. El caso es que hay que cambiarlos porque huele a quemado y no iluminan bien.
¿Mi utilidad en esta micro-obra? La satisfacción de la clienta, nada más.
Resumen: los acabados de una obra es quizá uno de los puntos más críticos de las remodelaciones, tanto a nivel financiero como a nivel práctico. Todos los detalles salen a relucir, y muchos imprevistos que son generados por falta de atención, por el importaculismo de algunos contratistas que van estropeando el trabajo cuidadoso de otros, por la presión de entregar a tiempo, por la falta de presupuesto, etc.
Lo que hay que hacer: estar muy presente en la obra y tener la paciencia y la lucidez para analizar y poder anticipar las posibles consecuencias de todas las acciones a emprender, para así minimizar los imprevistos y el estrés.
Espero que les haya gustado este artículo y que les haya aportado algo. No duden en formular sus preguntas o comentarios, estaré muy pendiente en responderlos.