¿Cuántos bultos de cemento comprar?

No es tan complicado calcular los bultos de cemento en la obra, de esto hablaremos en las siguientes líneas. Hoy quiero contarles una triste experiencia que vivió una persona muy cercana a mi, se trata de mi empleada de servicio.

Me preguntó por un maestro de obra.

Me contó que iba a remodelar su casita, que si tenía algún maestro de obra por recomendarle. El mismo día le pasé el teléfono del maestro con quien trabajo desde hace años. Le dije a él que mi empleada lo llamaría para un trabajo pequeño, para que la aconsejara debidamente.

Consiguió un maestro en el barrio.

La señora nunca llamó a mi maestro de obra, se consiguió un maestro en el barrio donde vive, y eso me pareció muy extraño. ¿De dónde lo sacó? No lo sé, quizá por recomendación de terceros, quizá preguntando en la ferretería de la esquina.

Me enteré algunas semanas después que la obra ya estaba terminada y que a ella la habían robado. Me sentí indignado, como si me hubieran “tumbado” a mí. Pero luego de unos minutos de reflexión, me sentí traicionado por mi empleada.

Me robaron.

¿Cómo es posible que ni siquiera me haya preguntado cómo calcular los bultos de cemento que requería la obra? ¿Cómo es posible que no me haya preguntado nada? Eso es como estar enfermo y tener un papá médico, y salir a buscar el curandero de la esquina. No tiene sentido.

No resistí la tentación de preguntarle a mi esposa, quien es en realidad la que conversa más con ella, cómo carajos se había metido en semejante problema, puesto que supe que se había endeudado con la ferretería, donde el maestro pidió “todos” los materiales para llevar a cabo la obra de remodelación.

El maestro pidió demasiados materiales en la ferretería.

La obra en cuestión: adecuar un apartamento en el segundo piso de su casa, que le permite tener una pequeña renta mensual. Los trabajos realizados: sobrepisos en cemento, enchapes cerámicos, renovación de baño y cocina, pintura y otros detalles menores.

Con lo que se gana por jornal, incluyendo mi casa y las demás que atiende, calculé que tardaría varios años en pagar la deuda que había adquirido con el depósito de materiales.

¿Dónde fueron a parar los incontables bultos de cemento que pidió el maestro? ¿Acabarían echados en la placa? ¿Cuántos centímetros habrá subido el nivel? O más bien, ¿Irían a parar a una obra pirata? ¿A la obra de la casa propia del maestro?

¿Tendría aquel personaje idea de cuánto cemento debe usarse para un sobrepiso, una afinada, una nivelada? ¿Acaso tendrían algún “arreglo” con el dueño del depósito de materiales?

¿Un maestro sin escrúpulos?

Ustedes pueden sacar sus propias conclusiones, yo ya saqué las mías, y al sol de hoy, nunca abordé el tema con mi empleada, ni pienso hacerlo. Me indigna que se haya dejado enredar teniendo un arquitecto a quien consultar.

Y que quede muy claro, no tengo nada en contra de los maestros de obra, al contrario, trabajo con ellos a diario. Pero es como todo, hay médicos buenos y malos, honestos y deshonestos.

En este caso, hubiera bastado una pregunta para saber a dónde ir, qué hacer, cómo hacer. Yo por mi parte cuando no sé algo, trato primero de buscar la respuesta por mi cuenta. Con la ayuda de internet salgo de dudas en un par de segundos (algo absolutamente maravilloso, por cierto), y si Google no me da la respuesta, consulto a un cercano involucrado en el tema, de preferencia una persona mayor, ya que tienen mucha más experiencia. Y creo que todos hacemos lo mismo, preguntar. 

Ella nunca me consultó.

Con gusto hubiera asesorado mi empleada, con gusto hubiera sacado el tiempo en mi apretada semana para visitar su casa, asesorarla, aconsejarla, ayudarle con ideas, etc. ¡Y Gratis!